Invitado por el CIEP y por la Secretaría Académica de la Universidad Nacional de San Martín, el profesor Fulchiron disertó sobre las nuevas formas que adquieren las organizaciones familiares en la sociedad actual, en la cual la institución matrimonial dejó de ser la única forma válida para la constitución de una familia, dando lugar a nuevo vínculos como la cohabitación, la homoparentalidad y la subrogación de vientre, entre otras.
En su exposición, Fulchiron señaló que tradicionalmente, la adhesión a un contrato matrimonial suponía la adquisición de obligaciones y derechos. De igual forma las relaciones filiales, los vínculos de parentesco y la sucesión se enmarcaban en un modelo en el cual las libertades individuales estaban restringidas, dado que se suponía que la familia como estructura intermedia protegía al individuo y le daba un marco de contención.
Asimismo, señaló que desde la década de 1970, y bajo la influencia de la vigencia de los derechos humanos, el concepto tradicional de familia fue objeto grandes transformaciones. En la actualidad, el derecho a la familia se construye en torno a tres grandes pilares: la libertad, la igualdad y la solidaridad.
En cuanto a la libertad, señaló que se reconoce no sólo el derecho del individuo a formar su propia familia sino también la libertad de vivir por fuera del matrimonio, la libertad de vivir separados, la adopción por parte de familias homoparentales y la reproducción medicamente asistida.
En segundo lugar se encuentra la igualdad, que consiste en la igualdad del hombre y la mujer antes, durante y después de la disolución del matrimonio. Además, el principio de igualdad incluye también a niños y niñas, en particular a la hora de establecer la filiación y los derechos sucesorios. Por último, la solidaridad dentro del grupo familiar permite reconocer tanto el vínculo afectivo como efectivo en sus diferentes formas, a pesar de que muchas veces la solidaridad de grupo entra en conflicto los derechos de la persona.
El Profesor Fulchiron destacó también la existencia de tres valores sobre los cuales descansa la cuestión del derecho a la familia. Estos valores son el pluralismo, el liberalismo y el individualismo. El pluralismo es un valor que evoca el ideal de una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre hombres y mujeres. En el ámbito familiar el pluralismo garantiza el respeto y de alguna manera la promoción de esa pluralidad.
En cuanto al liberalismo, es entendido no solamente como una mayor libertad dejada a los individuos sino también como una forma de ideología que pretende garantizar la promoción de las libertades individuales. Esto se vincula con el tercer valor, el individualismo, que puede ser fuente de conflictos, ya que si bien los derechos a las libertades individuales son los fundamentos mismos de los derechos contemporáneos, si todo se reconstruye a partir del individuo, de sus derechos y sus libertades, el grupo familiar puede ser concebido como una entidad opresora, y los derechos fundamentales de los diferentes miembros del grupo familiar podrían entrar en contradicción entre sí.
Finalmente, Fulchiron señaló que la irrupción de los derechos individuales en el derecho familiar no sólo llevó a transformaciones profundas, sino que también llevó a cuestionar la definición misma de instituciones que se creían eternas. Es así que se vuelve a poner en cuestión la definición misma de matrimonio, de filiación y de proyecto parental. Los derechos fundamentales han dado una nueva libertad a los individuos en la construcción de su vida familiar, queda ahora reflexionar sobre lo que sabremos hacer individualmente y colectivamente sobre estas nuevas libertades.