El alto precio de pertenecer a Europa
Para Otradnova, la posibilidad de que los partidos fascistas llegaran al poder tras el derrocamiento de Yanukovich reavivó el temor en el este de Ucrania y alentó al movimiento separatista, que a su vez responde a razones económicas.
Ucrania está pagando un precio muy alto por su acercamiento a la Unión Europea. Según Olesia Otradnova, profesora de Derecho de la Universidad de Kiev y experta en derechos humanos, los ucranianos quieren pertenecer al bloque comunitario y tener un estilo de vida europeo. “El ex presidente Viktor Yanukovich dio muchos pasos para firmar este Acuerdo de Asociación, pero a finales de noviembre dio marcha atrás. Ese fue el principio de toda esta tragedia”, dijo la especialista, quien recibió a Página/12 en el Círculo Italiano de Buenos Aires. “El acuerdo es bueno, pero mucha gente murió, muchos resultaron heridos, se violaron los derechos básicos y perdimos parte de nuestro territorio”, resaltó.
Otradnova nació en Rusia en tiempos de la Unión Soviética y en su adolescencia se mudó con sus padres a la península de Crimea, cedida por el Kremlin a Ucrania en 1954. Si bien admitió que es un tema doloroso para ella, porque Rusia es su país de origen, no dudó en cargar contra Moscú por su responsabilidad en la actual crisis ucraniana, sobre todo por la anexión de Crimea. “Los rusos fueron bombardeados con propaganda y no pueden ver lo que está pasando desde afuera. Están dentro de la propaganda. Rusia es un país enorme con muy buena gente. No son enemigos de los ucranianos. Y algunos creen que la posición del gobierno ruso no es la correcta. Ahora, objetivamente hablando, desde el punto de vista del derecho internacional tampoco está bien”, aseguró.
La especialista aseguró que cuando cambió el gobierno en Ucrania, tras la destitución de Yanukovich, Rusia emprendió una campaña para incorporar la península a su territorio. “Realizaron un referendo y dijeron que más del 90 por ciento votó a favor de unirse a Rusia. No creo que pueda organizarse un referendo en una semana, es un sinsentido. Crimea está repleta de tropas rusas, así que si Ucrania no aceptaba el resultado, los rusos podían usar la fuerza. Y nadie quería un conflicto. Rusia forzó la situación a su favor organizando el referendo y añadiendo más soldados”, sostuvo. Además, afirmó que Moscú tenía intenciones de integrar Crimea desde hace tiempo, porque es un lugar con grandes reservas de gas y representa una base naval importante para los rusos, que ahora no tienen que alquilarla a Kiev.
Sin embargo, también culpó a la clase política ucraniana por haber fracasado a la hora de crear un sentimiento de unidad capaz de cohesionar al país. “En el oeste viven los ucranianos que hablan ucraniano y miran a Occidente. La otra parte, el este, habla ruso, históricamente fue parte de Rusia y la ve como su vecina más cercana, como su hermana. Ninguno de los gobiernos de los últimos veinte años hizo nada para unir al país. Algunos dijeron: ‘Está bien, votemos para declarar el ruso como segundo idioma oficial’. Otros respondieron: ‘No, dejemos el ucraniano como único idioma’. Vamos, ¡Suiza es un país más chico y tienen cuatro idiomas oficiales! ¿Es ese un problema?”, se preguntó Otradnova, quien participó recientemente de la conferencia “Procesos de Memoria y Justicia sobre violaciones a los derechos humanos” junto a otros expertos de América latina, Asia y Europa.
Otradnova contó que fueron el deterioro de la economía y la situación de los derechos humanos los que provocaron las protestas en la plaza de la Independencia de Kiev –Maidán– a finales de noviembre del año pasado. “Al principio fue una manifestación tranquila, donde la gente se expresaba a través de asambleas y pedía la firma del Acuerdo de Asociación con la UE. Pero el gobierno comenzó a usar la fuerza de modo totalmente arbitrario. La policía les pegaba a los estudiantes y los arrestaba. Entonces vino más gente y las autoridades siguieron usando la fuerza. Los manifestantes se enfurecieron. Para febrero, más de cien personas habían sido asesinadas por los disparos de francotiradores. Aún no se sabe quiénes eran los francotiradores. Sabemos que lo eran porque dispararon exactamente a las personas al corazón, a la cabeza o a los ojos. La Justicia no da respuesta”, dijo. Asimismo, reconoció la presencia de grupos neonazis en las protestas, aunque aclaró que “no representan a todos los ucranianos”.
Para Otradnova, la posibilidad de que los partidos fascistas llegaran al poder tras el derrocamiento de Yanukovich reavivó el temor en el este de Ucrania –“donde la mayoría de las personas que viven allí son rusas”– y alentó al movimiento separatista. Pero al mismo tiempo, señaló que el separatismo responde más a una cuestión económica que política. “El este es una región industrial. Hay muchas fábricas y minas, pero no todas funcionan. Y muchas personas no tienen trabajo y muchas otras son pobres. Los separatistas están en contra de sus condiciones de vida, su lucha se debe a eso”, argumentó.
De acuerdo con la experta, la destitución de Yanukovich era la única forma de terminar con la represión en el Maidán, aunque cuestionó el procedimiento del Parlamento ucraniano, calificado por el ex mandatario de “golpe de Estado”. Por otra parte, se mostró esperanzada con la figura del nuevo presidente, el magnate Petro Poroshenko. “Poroshenko es el hombre que puede hacer algo por Ucrania. No creemos que vaya a hacer todo, que nos acerque a Europa o que mejore la economía. No digo que sea el mejor –remarcó–, pero era la mejor opción en ese momento y más del 50 por ciento de los ciudadanos lo votó.”
Entrevista: Patricio Porta.
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