El viernes 10 de mayo de 2013 se llevó a cabo en la sede del Centro Internacional de Estudios Políticos (CIEP) un encuentro con el jurista colombiano Rodrigo Uprimny, quien disertó sobre “Las conversaciones de paz en Colombia y sus desafíos”. A la reunión, convocada en conjunto con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), asistieron académicos, activistas y expertos quienes participaron de un debate sobre los obstáculos y avances del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC y su influencia tanto a nivel nacional como regional.
En su exposición, Uprimny afirmó que “existe un optimismo prudente en el proceso de negociación, ya que hay varios factores que demuestran que las FARC tomaron la decisión de hacer la paz”, y señaló como uno de los indicadores de esa realidad “el hecho de que las FARC y el gobierno de Colombia hayan negociado durante más de seis meses de manera confidencial, sin filtraciones, logrando una agenda realista”. Explicó, además, que por primera vez “el tema de las víctimas (…) entra de manera explícita en un proceso de paz, así como la refrendación e implementación de los acuerdos”.
El abogado colombiano indicó que “las FARC tiene claro que perdieron la guerra a nivel estratégico”. Por otra parte, “la guerra se ha vuelto costosa para el liderazgo de las FARC, y además existe por primera vez en los últimos seis o siete años un riesgo real para los comandantes militares de morir en un operativo. El hecho de que hayan muerto Alfonso Cano, el Mono Jojoy y Raúl Reyes demuestra que hay una presión militar muy fuerte”.
En tercer lugar, explicó que “otro elemento que impulsa el proceso de paz es el contexto regional: las FARC dejaron de ser los héroes de la revolución de izquierda latinoamericana para entrar en un camino sin salida, ya que no cuentan con el apoyo de Venezuela, Brasil o Ecuador. Las FARC se han quedado sin interlocutores creíbles”.
En cuanto a si existe una mirada alentadora con respecto a las negociaciones de paz, Uprimny señaló que “el optimismo es moderado, porque hay contrafactores muy fuertes e incertidumbres muy grandes. Por un lado, la elite rural colombiana tiene más que perder en este proceso, porque probablemente el costo sea la redistribución, algo a lo que estos sectores siempre fueron reacios”. Por otra parte, “también hay mucha desconfianza entre los militares, puede haber resistencias por parte de algunos sectores que creen que el gobierno los está entregando a las FARC. Del lado de las FARC, la resistencia puede venir de dos tipos de grupos: los ligados al narcotráfico, que pierden negocios con las conversaciones de paz, y los frente más ideológicos, que se niegan a desmovilizarse para formar un partido político”, afirmó.
“En la sociedad colombiana hay resistencia y mucho odio a las FARC”, afirmó Uprimny, para explicar las posturas de los diferentes sectores de la sociedad colombiana frente al proceso de paz, “los sectores urbanos, y no sólo las clases altas, repudian abiertamente las atrocidades cometidas por las FARC. Además, el tema territorial se volvió muy importante para el gobierno, que impulsa un modelo de industria extractiva. Por esta razón, necesita un control fuerte en los territorios que en un modelo industrial urbano no era tan importante. Hoy el conflicto armado es un problema para la economía colombiana, con una economía abierta, más global con industria extractiva los costos de seguridad hacen perder ventajas competitivas internacionales a Colombia en el contexto del mercado mundial”, afirmó.
“Y finalmente los propios militares ven la solución al conflicto armado mediante la reforma del fuero militar para garantizar su impunidad; si hay negociación se estima que a las FARC se les daría los mismos beneficios que a los miembros del ejército colombiano. Este es una de los factores importantes por los cuales algunos grupos militares apoyan el proceso de paz”, señaló.
Rodrigo Uprimny es abogado, egresado de la Universidad Externado de Colombia, Doctor en Economía Política de la Universidad de Amiens Picardie, con un DSU (magíster) en Sociología Jurídica de la Universidad de Paris II y un DEA (magíster) en Socioeconomía del desarrollo de la Universidad de Paris I (IEDES). Actualmente se desempeña como Director del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y como profesor de Derecho Constitucional, Derechos Humanos y Teoría del Estado en la Universidad Nacional de Bogotá.